El Campus Tecnológico Altamira promete situar a Cantabria en el mapa digital europeo
- Blanca Gutiérrez
- 22 sept
- 3 Min. de lectura
El Gobierno regional, la Universidad de Cantabria y el grupo Stoneshield Capital defienden un proyecto de 6.000 millones que combina eficiencia, conectividad y soberanía de datos
En la tercera jornada del 39º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones, organizado por AMETIC en Santander, la agenda regional se hizo protagonista con la presentación del Campus Tecnológico Altamira, un macroproyecto de centro de datos que, de materializarse, supondrá la mayor inversión privada en la historia de Cantabria: 6.000 millones de euros.
El consejero de Industria, Empleo, Innovación y Comercio, Eduardo Arasti, lo definió como “un giro de 180 grados al sistema productivo de Cantabria”, capaz de orientar la economía hacia sectores de alto valor añadido y posicionar a la región como uno de los polos digitales del sur de Europa.
Eficiencia energética y sostenibilidad
Otro de los factores diferenciales es la conectividad internacional. Santander es ya punto de amarre del cable submarino Marea, propiedad de Meta, y en breve lo será también de un nuevo cable de Google, lo que garantiza baja latencia y acceso directo a las grandes autopistas de datos globales.
A ello se suma la cercanía de la subestación eléctrica de Penagos, lista para abastecer las enormes demandas del campus sin necesidad de nuevas infraestructuras, lo que, en palabras del vicerrector de Transformación Digital de la Universidad de Cantabria, José Luis Bosque, convierte al proyecto en “realista, sostenible y de gran valor para las pymes regionales”.
El proyecto también contribuiría a descentralizar el mapa nacional de centros de datos, concentrado hoy en Madrid, Aragón y Cataluña, descargando presión sobre un sistema eléctrico ya tensionado.
Impacto económico, social y científico
Más allá de la infraestructura, los ponentes coincidieron en que Altamira generará un ecosistema de innovación con efectos directos sobre el empleo, la universidad y las pequeñas empresas.
Arasti destacó que permitirá la creación de 1.500 puestos de trabajo cualificado, mientras que Bosque subrayó su papel como catalizador para que las pymes accedan a tecnologías punteras —inteligencia artificial, ciberseguridad o big data— sin necesidad de grandes inversiones propias.
En el ámbito investigador, añadió, los centros de datos son hoy tan imprescindibles como lo fueron los microscopios en el pasado: “La supercomputación se ha convertido en herramienta básica para la genética, la farmacología o la ingeniería. Sin ella no es posible competir en investigación científica de primer nivel”.
Mirada al futuro: supercomputación cuántica
Pero este proyecto no se limita al presente. Sus promotores trabajan ya en la incorporación de capacidades de computación cuántica, que convertirían a Cantabria en referente internacional.
Bosque defendió que disponer de esta tecnología abriría tres frentes: un salto en la investigación, la posibilidad de formar a los jóvenes en un campo emergente y, a medio plazo, ventajas competitivas para las empresas que sepan adoptar estas herramientas disruptivas. “Subirse a esta ola puede marcar la diferencia entre quedarnos rezagados o ser solventes e independientes”, advirtió.
Soberanía digital y datos bajo control europeo
La última fortaleza subrayada por los ponentes fue la importancia de que los datos se almacenen en territorio nacional y bajo normativa europea. “Muchas pymes carecen de recursos para garantizar por sí mismas la seguridad de la información. Un gran centro de datos puede ofrecerles esa protección como servicio”, señaló Bosque. Para Arasti, este aspecto es clave para garantizar soberanía digital y confianza tanto en el tejido empresarial como en los ciudadanos.
En su intervención final, el consejero del Gobierno de Cantabria insistió en que Altamira es “un momento histórico” para la región, que permitirá modernizar el tejido productivo regional y consolidar un campeón nacional en la industria digital: “Los grandes proyectos sólo son posibles desde la colaboración público-privada y con ambición. Y este proyecto la tiene: transformar Cantabria en un polo digital de referencia en Europa”.
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