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Tecnologías duales: defensa, industria y academia piden acelerar la soberanía tecnológica

  • Blanca Gutiérrez
  • 18 sept
  • 6 Min. de lectura
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Industria, Fuerzas Armadas y Administración coinciden en que la autonomía tecnológica exige inversión estable, colaboración público-privada y adopción real de soluciones nacionales


En la segunda jornada de las “Tardes de Santander”, pertenecientes al 39º Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones organizado por AMETIC, la sesión celebrada en el Paraninfo del Palacio de la Magdalena abordó un tema que refleja con claridad los retos de nuestro tiempo: las tecnologías duales. Un concepto que trasciende lo estrictamente militar y que conecta innovación civil y capacidades de defensa en un contexto geopolítico marcado por la guerra de Ucrania, la competición global por el liderazgo tecnológico y la urgencia de asegurar soberanía industrial y digital en Europa.


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Francisco Hortigüela, presidente de AMETIC, abrió la sesión recordando que la digitalización ya no puede tratarse como un asunto sectorial: es un valor estratégico de país. Subrayó el compromiso de las Fuerzas Armadas, presentes en todo el Encuentro, y dio paso a un bloque diseñado para tender puentes entre lo civil y lo militar.


Geopolítica y autonomía europea


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Uno de los bloques de la sesión estuvo dedicado a la geopolítica y contó con la participación de José María Beneyto, presidente de la Asociación Española de Consultoría, y Alicia Coronil Jónsson, Chief Economist de Singular Bank. Ambos coincidieron en que el escenario internacional está marcado por una creciente inestabilidad geopolítica y por la necesidad de que Europa avance hacia una autonomía tecnológica y estratégica real, capaz de sostenerse sin depender de terceros países.


Beneyto subrayó que las tensiones actuales están reconfigurando las relaciones internacionales y obligando a la Unión Europea a acelerar decisiones que durante años había postergado. “Estamos en un mundo multipolar, con potencias que compiten abiertamente, y Europa debe decidir si quiere ser un actor de primer nivel o limitarse a ser un espectador”, señaló.


Por su parte, Coronil puso el acento en el impacto económico de esa transformación y advirtió de los riesgos que supondría para el continente seguir dependiendo de proveedores externos en áreas críticas como la ciberseguridad, la energía o las cadenas de suministro de semiconductores. “La autonomía no significa aislamiento, significa poder tomar decisiones soberanas y no vernos condicionados por la voluntad de otros”, explicó.


En la charla entre ambos, destacaron que el papel de las tecnologías duales será decisivo en ese proceso. Beneyto defendió que la innovación en defensa y en el ámbito civil están hoy más conectadas que nunca, y que los conflictos recientes han demostrado la relevancia de herramientas como la inteligencia artificial, la sensórica o las plataformas satelitales para la seguridad y la competitividad económica. Coronil añadió que invertir en estas capacidades, además de fortalecer la defensa, genera industria, empleo de alto valor añadido y oportunidades de colaboración público-privada.


La visión de las Fuerzas Armadas


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Otro bloque de esta sesión reunió a representantes de las Fuerzas Armadas españolas, en una mesa redonda moderada por Miguel Rego, vicepresidente y CEO de Funditec, oficial de la Armada y ex director general de INCIBE. Fue, probablemente, el segmento más técnico y a la vez más revelador de la tarde, porque mostró cómo las Fuerzas Armadas españolas están adaptando su doctrina, su organización y su tecnología a un entorno de defensa cada vez más complejo.


El general Juan Francisco Sanz Díaz, general de División del Ejército del Aire y jefe de Servicios Técnicos y Ciberespacio del Ministerio de Defensa, explicó que su institución vive un proceso de transformación que va más allá de lo tecnológico: supone un cambio cultural y organizativo para operar en escenarios multidominio.


Subrayó la importancia de incorporar de lleno el espacio y el ciberespacio como ámbitos de actuación, recordando que “no se trata de una etiqueta simbólica, sino de la voluntad de adquirir capacidades reales para combatir en ellos”. Además, destacó el papel del dato y de la Inteligencia Artificial en esa transformación, al tiempo que alertó sobre la necesidad de garantizar la seguridad de la información como prioridad absoluta.


El general Fernando Morón, del Ejército de Tierra, coincidió en esa visión y añadió que la clave está en pasar de operaciones conjuntas a operaciones multidominio, en las que no sólo intervienen tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio, sino también el ámbito cognitivo: la influencia sobre percepciones y decisiones.


A su juicio, la guerra actual exige “orquestar acciones” más que aplicar mando directo, y requiere la colaboración de actores civiles, corporativos y sociales.


Morón puso como ejemplo el papel que empresas privadas como Starlink han tenido en el conflicto de Ucrania, y recalcó la importancia de la transformación digital como catalizador de un nuevo modelo de liderazgo y organización militar.


Por su parte, el contralmirante de la Armada Manuel Alvargonzález Méndez centró su intervención en la modernización continua de la flota y en la preparación para el combate como ejes de la estrategia “Armada 2050”. Insistió en que la digitalización debe ir de la mano de la innovación tecnológica para garantizar una respuesta ágil y efectiva ante nuevas amenazas. Recordó también que la colaboración con la industria y la Universidad es indispensable para sostener la transformación y asegurar la interoperabilidad con aliados.


Los tres oficiales coincidieron en que la guerra de Ucrania ha sido un laboratorio de lecciones aprendidas. Entre ellas, la relevancia del poder aéreo y de los drones, la necesidad de descentralizar el mando y control, la resiliencia logística y la importancia crítica de la guerra electrónica.


“Ucrania nos ha mostrado que los conflictos de alta intensidad ya no se libran sólo en el frente, sino en todos los dominios a la vez, desde la información hasta el espacio”, resumió Morón.


Su charla concluyó con una reflexión sobre presupuestos y oportunidades. Los representantes de los tres ejércitos explicaron cómo los nuevos programas industriales y tecnológicos de defensa suponen un impulso sin precedentes, pero también un reto para que la industria española —incluidas pymes y startups— se integre en la cadena de valor. Destacaron el papel del CDTI y de instrumentos como las misiones de I+D o la compra pública precomercial, y avanzaron que el Ministerio de Defensa ultima una nueva Estrategia de Tecnología e Innovación que marcará prioridades en capacidades disruptivas.


El papel de la industria digital


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La última mesa de la sesión dio voz a la industria, con la participación de representantes de GMV, SIRT, Indra y el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), bajo la moderación de María Luque, coordinadora GT Tecnologías Duales para la Defensa de AMETIC. Fue un bloque marcado por un mensaje central: España dispone de talento y tecnología propia, pero es imprescindible que las administraciones apuesten por utilizarlas de manera real y sostenida.


Miguel Ángel Cañada, responsable del Centro Nacional de Coordinación del INCIBE, explicó el papel de la entidad como facilitadora de capacidades y de inversión, recordando iniciativas como el programa DIANA de la OTAN. Subrayó que las startups y pymes españolas pueden aportar innovaciones de nicho en ciberseguridad y tecnologías de frontera, y que “el reto es crear un ecosistema que no dependa sólo de grandes proveedores externos”.


David Garriga, director general de SIRT, habló desde la experiencia de una empresa familiar que decidió invertir en innovación para desarrollar propiedad intelectual española. Defendió la necesidad de ser “cabezones y tozudos” para sostener esa apuesta a largo plazo y reclamó a la administración que pruebe y utilice las soluciones nacionales. “En el sector privado es más fácil abrir puertas, pero la administración debería ser la primera en confiar en tecnologías propias”, apuntó.


Por su parte, Andrés Escribano, director de Infraestructura de Indramind de Indra Group, presentó la plataforma Indramind como ejemplo de soberanía cognitiva, una infraestructura digital diseñada para gestionar datos, IA, ciberseguridad e IoT tanto en el ámbito civil como en defensa. Explicó que la clave está en combinar tecnología soberana con gobernanza automatizada y en atraer talento digital hacia proyectos que den sentido al trabajo de los profesionales: “No se trata sólo de usar tecnología, sino de construir un futuro compartido”.


Javier Zubieta, director de Marketing y Comunicación de Secure e-Solutions de GMV, ilustró con casos concretos cómo las tecnologías duales transitan entre el mundo civil y el militar: desde la ciberseguridad aplicada a redes 5G hasta la teleasistencia en misiones humanitarias, pasando por la resiliencia en infraestructuras críticas o la participación en programas europeos como Galileo o Copernicus. Defendió que España y Europa deben apostar por capacidades estratégicas propias, como la ciberseguridad cuántica o la IA aplicada a la defensa.


El debate finalizó con una conclusión compartida: la oportunidad actual de inversión europea y nacional debe traducirse en proyectos concretos, en colaboración real público-privada y en la decisión política de dar prioridad a la tecnología nacional.


ºComo resumió Luque en el cierre, “estamos abiertos a colaborar y a conocernos mejor: la clave es que el sistema público tenga la capacidad y la voluntad de absorber lo que la industria ya es capaz de ofrecer”.

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